Ayer volví a ver El diablo viste de Prada y el arco de disfrute de mi personaje (o sea, el mío) fue tal que así: «Me está gustando > Me está encantando > ¡Clásico moderno!». El reparto, el guión, las canciones pop que pegaban en el momento… todo funciona como un reloj en esta «película facilona y agrada-públicos que llevamos haciendo en Hollywood desde hace 70 años y bien que te gusta, pájaro». Estos son mis cinco argumentos para defenderla:
1/ Meryl Streep la rompe: Es una crack, ya lo sabemos, pero con cada película que hace lo reivindica, plantándote una L de LOSER en la frente por dudar de ella (sinceramente, le tengo mucho miedo a Ricki and the Flash… pero sé que lo clavará también ahí). He leído que se inspiró en ¡Clint Eastwood! y su hablar bajito para el personaje de Miranda Priestley y solo tengo alabanzas para ella. Verla es una delicia.
2/ Retrato ON POINT de Anna Wintour: Esta señora es la editora de la edición americana de Vogue y es, evidentemente, la persona en la que se basa el personaje de Miranda.
Si habéis visto el documental The September Issue sabréis lo mucho que Devil Wears Prada bebe de la realidad. Si bien Meryl Streep niega haberse inspirado en ella y la guionista Aline Brosh McKenna afirma haber cambiado radicalmente el final (donde Miranda/Anna es humillada por su asistente, que busca venganza), no hay duda de que la novela de Lauren Weisberger es lo que es: una puya salvaje a un personaje público.
Hay una peli llamada From Prada to Nada que también mola
3/ Reparto de NIBELASO: Anne Hathaway, nuestra colosal Gloria, creo que hace una cosa muy bien: sabe que este es el show de Meryl y asume una discreción muy elegante pese a ser la «protagonista» de la película.
Stanley Tucci, que hace del amigo gay que aconseja a la protagonista, debería tener ya varios Oscar (¿los tiene?), es más, deberían reconvertir la estatuilla dorada y darle la forma de Stanley Tucci, renombrar la gala y los premios y llamarlos Los Tuccis. ¡Qué señor, qué megacrack! Emily Blunt (en su «debut ante el gran público») borda su papel de compañera de trabajo borde, el de El Mentalista está muy bien como ligón del mundo de la moda y hasta Adian Grenier, el prota de El Séquito, está aceptable como novio del barrio que empieza a mosquearse… todos fetén.
(Sí, todos los personajes responden a estereotipos, lo que nos lleva a mi tercer argumento…)
4/ La fórmula de la Coca-Cola: Ayer llegué a casa quemadísimo del curro. Solo quería comida guarrilla, algo de chocolate de postre… y una buena película americana con actores guapos y famosos viviendo sencillas historias de superación y grandes conflictos resueltos con facilidad en menos de dos horas. El diablo viste de Prada es un MONUMENTO al cine crowd-pleaser, de fórmula, hiper-comercial, películas que gustan a las madres. No me avergüenzo, me encantan estas películas. Las necesito en mi vida. Me las tomo a cucharadas, directamente del bote, como la Nocilla blanca. FOREVER.
5/ El disco de la peli se pega como un chicle: Que si Madonna (con DOS temas: Vogue y Jump), U2, Alanis Morissette… aquí hay de todo, oiga. Os dejo con la ambición rubia:
+
17 cosas que no sabías de El diablo viste de Prada
Anna Wintour VS Miranda Priestley
En Buzzfeed 19 things you didn’t know about The Devil Wears Prada