El Exorcismo de mi mejor amiga al final me lo han hecho a mí (¡ojo!)

Pues resulta que el exorcismo me lo hicieron a mí, me sacaron el demonio que llevaba dentro (un demonio de pasión absoluta por la novela de Grady Hendrix) cuando me puse a ver su versión peliculera. ¿Qué habré hecho en una vida pasada para que se me castigue con una película tan plana, tan sosa, tan falta de chispa o personalidad como sí la tenía el libro? El Exorcismo de mi mejor amiga Libro es como, no sé, una Coca-Cola de vainilla; El Exorcismo de mi mejor amiga Peli es como, no sé… una Freeway Cola.

Iba a ponerme a mirar en IMDB el nombre del director o directora, iba a investigar qué habían escrito sus guionistas… pero pa’qué. El daño ya está hecho, para qué vamos a empezar a asignar culpas. La adaptación salió rana. A otra cosa. Me da mucha penita porque creo que la novela es verdaderamente una cosa especial, un librito muy reticulado, que diría Lisa Simpson… (aunque también puede influir que me lo comprara en la estación de Termini de Roma, oculto entre tropecientos libros, y me lo leyera entre grandes ingestas de cacio e peppe, helados, aperoles de esos…). ¿Tendremos más suertes la próxima vez? Con Halloween Ends la he tenido (me ha gustado mucho), pero… ¿y si en Black Adam no sale finalmente, como se rumorea, mi superhéroe favorito? ¿Y si algún día dejara de verter las esperanzas de mi vida en la ficción? No te hagas esas preguntas, Juan, busca fotos y dale a publicar. Vale, voy.

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