Series adolescentes a las que nunca presté la atención necesaria han habido muchas, desde Las gemelas de Sweet Valley a Colegio Degrassi pasando por Skins, Greek o One Tree Hill. A ver, las he visto todas en algún momento, he picoteado en todas ellas a ver qué tal (de hecho, con One Tree Hill me he propuesto al menos terminar la primera temporada y ver dónde nos lleva todo eso); pero por lo general son series que no me han atraído por distintos motivos, algunos un poquito surrealistas pero eh, son mis motivos.

En el caso de One Tree Hill, por ejemplo, creo que la estrenaron cuando Dawson Crece ya había pasado su “prime” (el rubiales protagonista de OTH apareció en Dawson a modo de presentación tonteando con Joey y Jen en la quinta temporada de la serie… ¿o era en la cuarta?) y nunca me llamó la atención. Entre que los actores no me decían gran cosa y TODOS ESOS PARTIDOS DE BALONCESTO como que no conecté con el producto. Pero, lo dicho, I am trying. Y… bueno, sí hay una actriz con la que conecto (I wish): Sophia Bush.

Hay dos españolas que intenté seguir pero no pude: Nada es para siempre y SMS. La primera tenía su puntito “so bad it’s good” que me imantaba hacia ella, aquella “nosotros también tenemos nuestro Al Salir de clase” de Antena 3 apetecía mucho y creo que la estrenaron en verano a razón de un capitulito diario, por lo que la ocasión la pintaban calva. Y hasta tenía un rollito Dawson muy marcado, con el prota enamorado de la rubia pija sin darse de cuenta de que su mejor amiga morena le miraba con ojitos de deseo. Y creo que el chico protagonista era ¿el doblador español de Dawson? ¿O me lo estoy inventando?
En fin, que por mucho que deseara seguir el arco de personaje de Microchip (“se me bloquean los circuitos” o nosequé catch-phrase decía el amigo cuando se atoraba) o los flirteos de la madre del protagonista, acabé abandonando por pura desidia. Ojo, nunca olvidemos que aquí salía Daniel Diges haciendo de “Gato”, el “Pacey” de la serie (recordemos que toda serie teen tiene su propio Pacey). La canción de Presuntos Implicados sonó mucho en las emisoras musicales (meaning Los 40) y oye, han pasado los años y la serie sigue saliendo en listas y artículos de internet. Algó tendrá el agua rancia cuando la bendicen.

Los actores de SMS (Sin Miedo a Soñar, ojo, que no es que le pusieran SMS por lo de los mensajes de los móviles, qué va) molaban más que los de “NPS”. Vale que el prota (que venía de ser un mero secundario en mi querida Compañeros) era un poco viejuno, pero así cumplia con las máximas de las series teen de que los chicos deben tener en realidad entre treinta y treinta y siete años. Las tramillas eran resultonas y la serie era una de esas diarias de mediodía en las que nunca pasa gran cosa pero oye, qué buen ratillo que se echa. El problema fue que esta serie nació en el debut de La Sexta y nunca estaba a la hora de emisión en mi casa para verla. Tiene un revisionado, sobre todo para descubrir a todos esos actores que hoy son famosos, no solo Mario Casas.

Como ya dije en el post de las series descubiertas gracias a Canal Plus, de Buffy me fui desenganchando sin comerlo ni beberlo, lo intenté con Angel pero me pasó como con la serie madre… y si hubieran hecho un spin-off de Spike pues tres cuartos de lo mismo. Una sobrenatural a la que andaba yo muy apegado, sobre todo por la maravillosa Britt Robertson (pese a sus elecciones dudosas de películas, cada una más rara que la anterior), es la de The Secret Circle… pero como la acabaron cancelando no recuperé todos los episodios perdidos. Ídem de ídem con The 100. ¿Remix de Perdidos y Los Juegos del Hambre en formato semanal? ¡Compro! El problema fue que compré sin querer esforzarme, y al sexto episodio la dejé en la lista de pendientes. ¡Y eso que salía Desmond! La de Kevin Williamson “a lo Twin Peaks” la terminé por pura obligación. Se llamaba Hidden Palms y se quedaba a medio camino de todo lo que prometía. Una pena.

Había una de rollo demoníaco llamada Point Pleasant en la que salía Jake de Melrose Place (que va a salir en el remake de Dinastía, ojito a este tema) y que tenía su interés. Esto de mezclar al diablo en las tramas teenager me atraía mucho, pero la cosa quedó en agua de borrajas. También de cosas sobrenaturales (porque ellas piruetas con tirabuzones no era posible que las hiciera un ser humano) era Hellcats, la de porristas producida por el prota de Smallville (en serio) y emitida en la CW. Lo tenía todo para petarlo, chica protagonista con cierto tirón incluida (Aly Michalka de mis entretelas), pero acabó aburriéndome un poco, sobre todo cuando la prota cogía la guitarra y se ponía en plan cantautora, say waaaaa? Oiga, que nosotros hemos venido aquí por lo de las córeos.

Dos que me parecieron un poco para echar la siesta y que no me arrepiento de haber dejado abandonadas en una cuneta son October Road (floja como ella sola) y Twisted (que empezó realmente fuerte pero se fue desinflando de mala manera). Y ya que estamos confesando, Pretty Little Liars se puso un poco plasta con lo de no destapar sus secretos y la fui viendo a cachitas, a «ahora me asomo a ver cómo sigue».

Undeclared de Judd Apatow, Awkward y TeenWolf de la MTV, Popular de Ryan Murphy e incluso Glee del susodicho también se me quedaron por el camino. Series algo marcianas, con un puntito de locura refrescante, que acabaron pereciendo en esa marisma que son las series de nuestros tiempos (las nuevas sepultan a las antiguas a velocidad de vértigo). Otra marciana por su singularísima propuesta era la española El Barco, que proponía “la historia de un buque-escuela a la deriva” (WHAAAAAAT?). Empecé a verla e incluso a hacer recaps, pero cuando acabo la primera temporada y me mude de país me acabé bajando del barco (sorry). Por ver a Blanquita Suarez y el Guest Star de Belén Rueda le daría chance.

También se lo daría a Luna el misterio de Calenda, que no es sctrictly teen, pero salía mucho teenager dando gritos por ahí. O como Ángel o Demonio, que era el surrealismo ilustrado con esa lucha entre el Cielo y el Infierno con una adolescente confundida en mitad de todo aquello. Recuerdo que Mar Saura lo petaba bien en su papel, pero no sé cómo acabó la cosa. Y ya que estamos con españolas, debo confesar que de Física o Química me salté todos los capítulos desde que se van los clásicos (Gorkita, Ursulolita, Cabanazo…) hasta el episodio final.
Skins no he visto ni la británica ni la americana y del Colegio Degrassi apenas recuerdo algunos episodios hace muchos años en una galaxia muy lejana. Los Rompecorazones es otra que han puesto infinidad de veranos en Televisión Española (esas mañanitas de series con Dawson Crece, las Gemelas de Sweet Valley y alguna otra) y nunca me he puesto con ella. Con Greek recuerdo ver el piloto, disfrutarlo muchísimo y no volver a verla nunca. ¿Merecerá la pena?

Una que tengo pendiente de ver entera, más allá de alguna cosa suelta que había pillado por aquí y por allí, es My So-called Life con la maravillosa Claire Danes y el pre-Joker Jared Leto. Me la compré hace poco de segunda mano y me llega en un momento muy dulce, tras adorar la interpretación de esta mujer en todas y cada una de las temporadas de Homeland. Será todo un placer descubrirla como adolescente.