¡Pues no voy yo y me pongo a ver Modern Love a estas alturas de la película! Os confieso que si me la hubiera enchufado antes, estaría en mi lista de series favos del año (esa que retuerce el calendario como Dalí los relojes o… no sé, Fringe los universos). ¡Pero qué más da cuándo ves una serie si la dicha (la serie) es buena! Y a mí estos Amores Modernos me están molando. El primer capítulo que he visto, curiosamente, es uno de la segunda temporada que tiene lugar en Dublín y siento daros la barrila con esto pero I ♥ DUBLIN y, aparte de ese toque personal-patatil, el capítulo está muy bien. Paso a explicar por qué:
Para empezar, trata de cómo se conocen un chico y una chica (un «meet-cute» de esos) en un tren, uno entre Galway (ciudad muy pequeñita y potita que os recomiendo visitar si vais a Irlanda) y Dublín, con lo que te vienen a la cabeza otras pelis y series donde esto ha pasado (ellos mismos hacen referencia a una muy famosa… y el propio título del episodio te lleva a una peli de Hitchcock, of course). Para continuar, uno puede fantasear con que esa situación se dé en la realidad (yo ya estoy recogido en estos menesteres, pero entiendo que el «podría pasarme a mí» es un factor fundamental para que funcione toda comedia romántica). Y, para terminar, es poco más de media hora muy bien escrita (los diálogos funcionan como un reloj, sensibles, divertidos, autorreferenciales), muy bien interpretada (estupenda Lucy Boynton, juro por Dios que si no leo en la Wikipedia que Kit Harington no es irlandés diría por ese acento Irish inmaculado que es natural de Kilkenny) y con ese componente mágico que estas historias necesitan.
Si queréis saber cómo es la historia real en la que se basa el episodio, solo tenéis que pinchar aquí. Por lo que he visto en otros episodios, y por lo que me ha dicho mi novia (que se ha visto la primera temporada entera, cosa que yo no), este es uno de los capítulos más «cómicos» y ligeritos de Modern Love. A mí me ha encantado y os lo recomiendo mucho.