Bueno, no sé si lo sabéis pero hemos sacado Libro Dawson. ¿Qué es esto? Pues la web de dawsonforever.com pero acomodada y editada en un maravilloso PDF con ilustraciones graciosillas (realizadas con Toon Up porque no soy artista) y con una guía de episodio completísima. Además hemos añadido varios artículos sobre temas interesantes como el de Justice for Andie, el slutshaming de Jen Lindley o la canonización de Joey Potter.
Pero lo bueno viene ahora, porque después de sacar este PDF de más de 300 páginas y que puedes disfrutar totalmente gratis desde este enlace, tengo que sincerarme y buscar culpables. Porque el hecho de que esté a punto de cumplir 39 años, soltera y sin trabajo no es mi culpa. No, la culpa la tiene Dawson Crece.

A finales de los años 90, cuando aún no había terminado el instituto y tenía que pensar en aquello de qué carrera estudiar, me topé con Dawson Crece. ¿Culpar a los padres de las malas decisiones que has tomado en la vida? Eso está anticuado. A mí quien me torció fue Dawson Leery, o, su creador Kevin Williamson. Porque yo me podía haber decantado por estudiar derecho como mi padre y haberme convertido en una nepo baby del mundo legal, pero después de ver varios capítulos donde Dawson hablaba sobre sus sueños de director, a mí se me encendió la bombilla: «quiero ser guionista»
La madre que parió a Dawson Leery, es decir Gail Leery. ¿Por qué? Nunca me dio la nota para estudiar Comunicación Audiovisual y tampoco es que las personas de mi año que estudiaran hayan logrado labrarse una carrera prolífica en el cine o la televisión sin tener que pasar penurias. Porque para dedicarse a ese mundo hay que tener mucho talento, pero también una voluntad tremenda para no querer arrojar la toalla. Que si estudias en la privada tienes más salidas, que si tienes que estudiar el Máster de Globomedia (Hola, Juan), que si tienes que empezar gastando tus ahorros haciendo cortos y nunca olvidemos lo de trabajar de camarero con un guion bajo el brazo. Un cliché bastante realista.
Estos últimos meses, especialmente esta semana con el artículo de New York Magazine, se ha hablado mucho de los nepo babies y de cómo estos han conseguido muchos logros gracias a ciertos privilegios por ser familia de. Pero más allá de ser familia de, es tener pasta. El mundo del guion no iba a ser diferente, pero ni la profesión de derecho tampoco. En cualquier carrera profesional, si tienes pasta te va a ir mejor. No tienes que preocuparte de pagar alquiler, puedes estudiar Másters con profesionales de renombre, puedes centrarte en estudiar y no tener que buscar otro trabajo…
El dinero lo mueve todo, no el amor ni la pasión por el arte. No creo que la culpa de mi fracaso como futura guionista fuese solo el no tener dinero. Más allá de eso tengo poco talento. No tengo muchas historias que contar porque cuando dicen, habla de lo que sabes, resulta que mi mimetización con Dawson es tan fuerte que no tengo una vida interesante de la que hablar. Soy Dawson en las temporadas en las que ya ni aparece. A pesar de haber cursado algún otro que curso de guion (hola, Ortuño y Carlos García Miranda), lo más cercano que he hecho sobre cine ha sido trabajar como Community Manager para una app de series y para Sony Entertainment Home Pictures (la verdad es que el día que me tocó promocionar Knives Out para Universal y tuve que pasarme el día tuiteando gifs de Chris Evans no estuvo nada mal).
Pero el mundo del marketing, las agencias y los clientes también es una jodienda. Y aquí estamos otra vez buscando curro. ¿Me quejo? Sí y no. No me ha ido mal y he trabajado en sitios muy guay, pero ¿no me hubiese ido mejor estudiando derecho, viviendo en Cádiz y no teniendo que gastar el 80% de mi sueldo en un alquiler de un piso de 20 metros cuadrado? Pues a lo mejor sí. Y Dawson, te culpo a ti.

Y no hablemos de mi vida sentimental. Porque aquí estoy escribiendo esta frase mientras tengo al gato tumbado en mi regazo. Sí, soy otra soltera más con gato y que este no me escuche, pero siempre he sido más de perros. Al vivir de alquier es más difícil que te dejen entrar un perro en el piso y además, literalmente, no entra. No hay sitio. Un gato, aunque esté gordo, abulta menos y además se puede quedar solo mientras trabajo. Total, se pasa el día durmiendo. Mi gato es mi animal spiriti: comer, hacer sus necesidades, que te rasquen y dormir. No necesita más.
Pero a lo que íbamos, los problemas sentimentales. ¿Soy Dawson enfrascada en una relación pasada y que no sabe avanzar? Yo digo sí. ¿Llevo unos diez años comiéndome la cabeza por una misma persona? Hola otra vez. ¿Soy Joey Potter pillada por un colega y sin decir ni mu no vaya a ser que me rechace o se joda la amistad? Aquí estoy. Tengo tendencia además a que me gusten los tipejos graciosillos de buen corazón pero más perdidos que el barco del arroz, ¿Pacey Witter eres tú? Sí, es. Hace poco contándole a Juan mi movida con alguien me dijo «suena muy intenso, ¿qué se cree Dawson?» Y dije: «No, es Pacey en la cuarta temporada» Juan: «Uff, ese es el peor Pacey».

Vaya que si lo es. El Pacey inseguro que tiene a alguien que le quiere al lado pero se autoboicotea una vez hasta que consigue destrozar una de las pocas cosas buenas que tiene en la vida. El Pacey deprimido que no se deja ayudar. El Pacey al que si le dices algo se lo toma todo como una ofensa. La gente que te quiere te suelta las cosas malas, no te toca las palmas. Cuando aprendamos todos esta lección nos irá mucho mejor. Por desgracia mi vida no la escribe Kevin Williamson aunque a veces lo parezca. En la vida real Pacey Witter ni se redime ni se reconcilia con nadie. En la vida real cuando pasen muchos años, no habrá reuniones de amigos de tu adolescencia, ni con exes en las que todo el mundo se quiere. En la vida real los amigos desaparecen y no vueven. En la vida real llegará un momento en el que perdamos a Jen y tendremos que lamentar no haber mantenido una amistad porque ya es demasiado tarde. Y en la vida real, nunca, nunca, nunca sale bien lo de volver con un ex.
Para no terminar este artículo con este momento de The Bajonest os cuento, además, que también mi estilismo ha estado inspirado en Dawson Crece. Y para muestra un botón:

No solo el vestido, sino también el corte de pelo. Me he pelado cortísima muchas veces inspirada por el look de la segunda temporada de Jen, algunos lo odian, pero a mí me encanta. ¿Me quedaba bien? Obviamente no. Pero cómodo era un rato. Tengo dos gorritos que me compré porque me recordaron a estos de Joey:
Tengo también una magic ball como la que le regala Andie a Pacey por su cumpleaños y una estantería en forma de barco porque me recordaba a la que tenía Dawson en su dormitorio. Lo triste de todo esto es que bien me podría parecer a Jen que era la más sabia de todos, pero por mucho que imitara su look me he quedado en una mezcla de Dawson Leery y de Joey Potter. He sacado de ellos lo peor.