He terminado de ver The Watcher, la serie de Netflix basada en un caso real, y me he quedado un poco a cuadros. ¡¿Acaba así?! ¡¡¿Este es el final?!! A ver, no es que haya odiado cómo acaba la cosa… pero me hubiera gustado un remate algo más definitivo. Aunque, claro, si lo que buscamos es mantener el intríngulis del mismo modo que en la vida real pues nada, bien, p’alante. Pero qué más da el final redondo o no cuando el viaje ha sido tan divertido, ¡hacía tiempo que no me enganchaba tanto a una serie! He aquí mis 13 reasons why en lo que respecta al poder adictivo de la serie de Ian Brennan y Ryan Murphy (a ver, no voy a hacer literalmente 13 razones para ver la serie, era solo una forma de hablar):
1/ UN MISTERIO ORIGINAL: A mí lo de un señor o señora que manda cartas a los dueños de una casa porque está enamorado de la vivienda y quiere que la cuiden bien o, si no, que se atengan a las consecuencias… me ha resultado divertidísimo y, francamente, original. Los stalkers suelen ser un poco más, no sé, aburridos en sus pretensiones psicópatas. Que el motor del loco o loca sea su profundo amor por un edificio, por sus paredes, por su historia… me ha agradado. De mi piso lleno de ruidos se podría enamorar poca gente, de ahí que para mí esta trama sea tan fantástica como un parque lleno de dinosaurios.
2/ ACCIONES ENTENDIBLES: Hay un momento en la historia en el que al matrimonio protagonista (a toda la familia, en realidad) se le va la situación de las manos, pero en los primeros episodios se toman medidas lógicas ante esa amenaza «invisible»: cámaras de seguridad, denuncias a la policía, investigador privado, poner límite con los vecinos cotillas, etc. Al principio estás muy en el viaje con ellos y, al menos en mi caso, esto hace que cuando llega el ventilador de las locuras aguantes a su lado.
3/ THE POWER OF TWO: La pareja protagonista es magnífica, tanto Naomi Watts (que ya protagonizó un enganche-loco en Netflix llamado Gipsy que es bien irregular pero bien adictivo) como Bobby Cannavale están a un nivel estratosférico, me encantan ambos. Quizá con un matrimonio menos charming la cosa hubiera interesado menos, pero son los dos tan likeable como actores que a mí me han hecho super llevadero el viaje de sus personajes no tan likeables (hay momentos que al padre se le va la pinza pero bien…)
4/ VECINDARIO CHALADO: Los vecinos de nuestra familia protagonista es la mayor colección de pirados que he visto en mucho tiempo en televisión, mención especial para Mia Farrow, que borda los papeles de señora que podría cortarte el cuello justo después de regalarte un pastel de cerezas como regalo de bienvenida al barrio. ¡Mia, tía, qué mal rollo!
5/ UN FINAL QUE PODRÍA VALER: Sin hacer spoiler del final, debo decir que en el último episodio se apuntan algunas posibilidades que a mí me han hecho disfrutar muchísimo. ¿Que hubiese preferido que los creadores pusieran un matasellos definitivo a la historia en plan «y así es cómo le metieron 30 años de cárcel al acosador»? Bueno, pues puede ser, pero el final tiene sus cositas aprovechables. Dicho esto… ¿¿tendremos segunda temporada?? Con los números que ha hecho la serie en Netflix, podría ser. We will be watching.
PD. No confundir The Watcher con la película Watcher protagonizada por Maika Monroe ni tampoco con aquel thriller pasadísimo de vueltas con Keanu Reeves, Marisa Tomei y James Spader, ¿te acuerdas?