Amo She’s All That (o Alguien como tú en España) como solo se puede querer a un hijo. Siempre la he querido y siempre la querré. «Me siento como Julia Roberts en Pretty Woman… excepto en lo de ser puta», la canción Kiss Me, el descenso de escaleras en slow-motion, su maravillosa parodia (y extensión) oficial que es Not Another Teen Movie (ese sí es un programa doble como Dios manda)… me gusta todo de esta película. Es una de esas cintas que, como Scream, atraparon un momento en una botellita y consiguieron capturar una magia que es muy difícil de replicar. Con motivo del estreno del remake/secuela auspiciado por Netflix, me dije que era el momento de hacer otro de esos viajecitos nostálgicos que tanto me gustan, así que… pasen y lean el babeo de un señor que ya no está para estas cosas por una de las pelis teenager más icónicas de los 90.
El revisionado de una película que adoras desde tus años de adolescencia te plantea un reto que no sabes muy bien si quieres afrontar: ¿está la propia película a la altura de su recuerdo? En el caso de She’s All That tengo que decir que sí y mil veces sí. No solo me ha gustado lo que ya me gustaba (la química entre Rachael Leigh Cook Jr. y Freddie Prinze Jr. sigue ahí incombustible al desaliento, la intensidad de un protagonista femenino distinto del habitual en una película «de fábrica», la coreografía del baile de fin de curso que generó el maravilloso comentario «quién iba a sospechar que todos los de clase eran bailarines profesionales» en Not Another Teen Movie, etc.) sino que además le he encontrado cosas nuevas…
A saber: la interesante presencia de un actor con cierto peso como Kevin Pollak (solo está allí en realidad para una secuencia -la de la charla con Laney para animarla a ir al baile de graduación-, pero la resuelve como un profesional), la curiosa apuesta por el mundo del arte como vía de autodescubrimiento, lo medido que está el guión y lo bien que avanza la historia (Laney se lleva varios palos sucesivos en lugar de soltarlo todo de golpe -Zack no se decide a besarla confuso por sus sentimientos, luego no la invita al baile para no perpetuar la apuesta de la que quiere salir ya que lo que siente es real, más tarde Laney descubre que todo era una apuesta…-) o la sorprendente aparición de Sarah Michelle Gellar en un cameo que si pestañeas te lo pierdes.
Es alucinante la cantidad de actores conocidos que hay en la película, un auténtico All Stars de estrellas de la época. A los ya comentados anteriormente podéis sumarles el tristemente fallecido Paul Walker, Kieran Culkin (como el hermano frikísimo de Laney), Gabrielle Union, Tamara Mello (Popular), Elden Henson (Foggy en la serie de Daredevil), Lil’ Kim, Matthew Lillard (que por aquel entonces estaba en todos los fregaos, está tan exagerado como se le necesita), Jody Lin O’Keefe (otra que estaba en todas las salsas), Clea DuVal y Usher (este pack también salió en mi queridísima The Faculty), Alexis Arquette como Mitch (sus escasos minutos en pantalla son INOLVIDABLES)… y hasta un pipiolo Milo Ventimiglia en una intervención mínima. El guionista R. Lee Fleming Jr. (con la ayuda, ejem, de M. Night Shyamalan) aparece acreditado también como el escritor de He’s All That, así que guardo ciertas esperanzas para la nueva entrega de la saga… pese a que el último trailer era un poco regulín. El director Robert Iscove se ha dedicado a hacer tv-movies desde entonces y, si bien la dirección de la peli no destaca por nada en concreto y es bastante genérica, si que hay un par de intentos de ser original, como cuando Jody Lin y Freddie Prinze «se introducen» en el flashback de la primera (esta cuenta cómo se enamoró del personaje de Matthew Lillard); o como cuando Laney se convierte en un personaje de The Real World (show muy de moda por aquel entonces y que juega un papel en la trama más grande del que recordaba).
Respecto al «patito feo que se convierte en cisne» (trama del Pigmalión/Cenicienta del que ya nos habló Pili), debo decir que la trama funciona bastante bien. En la peli tienen el suficiente cuidado como para dejar claro que Laney «ya molaba de antes, no es solo que ahora vaya de páibon». Por ejemplo, cuando Anna Paquin (¡¡sí, sale Anna Paquin de hermana de Freddie Prince!!) presenta a la «nueva Laney» tras quitarle las gafas y cortarle el pelo y hacerle un retooling que ni en El Patito Feo, la presenta como «la nueva, no mejorada, sino distinta Laney Boggs». Sí, vale, Zack se «enamora» de Laney una vez la chica va de páibon por la vida, pero ya se había quedado prendado de ella antes, cuando fue a esa psicodélica obra de teatro experimental donde le obligó a «enfrentarse a sus temores»; el chico se va descubriendo a sí mismo gracias a Laney a lo largo de toda la película, independientemente del proceso «from nottie to hottie» que sigue Laney por su cuenta.
Creo que Zack hubiera acabado con Laney con o sin corte de pelo, con o sin vestidazo rojo con escote. Ahora, que esto ayuda y que boys will be boys y que tienen ojos en la cara y que a fin de cuentas es una comedia adolescente de 1999… pues también. Yo espero que a esta peli no le hagan un revisionismo de esos tipo «Ross Geller era un novio tóxico» que tanto se estilan hoy en día, pero vete tú a saber. Que Laney no cambia en todo el film su forma de ser (sí hay un arco de transformación en ella en lo que respecta a «let people in» tras el drama de su madre), que no rechaza a sus amigos/familia para luego volver a ellos, que no esconde sus tendencias artísticas… que consigue enamorar a Zack por quién es creo que es evidente y que está en la película.
Pero no todo el monte es orégano y tengo que destacar varias cosas que no me han gustado: el partidillo de soccer al que juegan los chicos de la peli es UNA VERGÜENZA, esos movimientos patizambos son de un ridículo que asustan, Freddie Prinze Jr. no ha regateado ni chutado a puerta ni una sola vez en su vida. Stick to your «football», guys. El doble de Freddie Prinze Jr. que le da toquecitos con el pie al hacky sack para que no caiga al suelo en la «performance obligada» de Zack en el teatro canta más que La Traviata; por muy lejos que se vaya el plano para no verle el careto al tío, es evidente que ESE SEÑOR no es Freddie Prinze Jr., que es un auténtico crack y un profesional pero que no estuvo dispuesto a aprender a darle toquecitos a una pelota de felpa, what a shame. Otra cosa: el rap metido con calzador en los pasillos del instituto con unos raperos desconocidos cantando el duelo de prom queens y diciendo que «she’s all that» y nosequé da un poco de vergüencilla ajena, la verdad… Y el final queda un poco descafeinado: abandonan el instituto cuando deberían resolver allí, pero bueno, el beso es bonito y dicen mi frase favorita de la película. El «epílogo» con Freddie y la graduación y el balón de voley pues… simpático, vamos a dejarlo ahí. Y lo ultimísimo: el pelucón de Laney al principio de la peli es too much. It’s just too much.
Por cierto, no recordaba el momento escatológico que hay en la película y que casi deja pequeño el de la «caída del váter» de Not Another Teen Movie: Zack obliga a uno de los bullys del insti (el pelirrojo espigado que dio vida al «Sherminator» en American Pie) a comerse la pizza con pelos púbicos que previamente se ha arrancado y que le había dejado como «regalito» al personaje de Kieran Culkin. El primer plano de la «delicatessen» introduciéndose en la boca del Sherminator es pa’ verlo… O pa’ no verlo, mejor dicho. Y respecto a la influencia de la parodia (Not Another Teen Movie) en el revisionado de la original (She’s All That) os digo que ya no puedo disociar la una de la otra, para mí van unidas como los gemelos pegados por el tripa en la peli aquella de los hermanos Farrelly. Cuando Zack ve su reflejo en la foto de sí mismo en los pasillos… ¡no podía dejar de pensar en Chris Evans!, o cuando la Bitch del insti y ex de Ray (Jodi Lyn O’Keefe, que lo borda) humilla a Laney en la fiesta tirándole la bebida encima… ¡solo me acordaba de Chyler Leigh corriendo como un pato saliendo humillada! Es increíble cómo el tiempo ha unido a las dos películas de forma casi inseparable.
Como curiosidades de la peli, sabed que la foto de la mamá de Laney es en realidad una de la actriz Bonnie Bedelia (tía de Kieran Culkin, que aquí es el hermano de Laney), que se rodó en el mismo instituto usado en Buffy Cazavampiros… ¡y en el mismo de Not Another Teen Movie! (bravo), que los Zack-Laney alternativos pudieron ser Josh Hartnett y Leelee Sobieski/Mena Suvari/Jordana Brewster (a la que las gafas le quedaban DE LUXE en The Faculty, ¡madre mía cómo le quedaban las gafas!); o esta que me ha dejado loco: el local de falafels donde trabaja Laney (donde el señor le pide «please supersize my balls», jajajaja) es el mismo restaurante que usaron en Loverboy de Patrick Dempsey.
VIRGENCITA, VIRGENCITA, QUE SE HAYAN CALLADO EL SECRETO DE QUE FREDDIE PRINZE JR. APARECE EN LA SECUELA Y QUE ZACK Y LANEY SIGAN JUNTOS…