Me vi hace unos días la serie de Emily in Paris de Netflix. Se supone que Emily, interpretada por Lily Collins, se dedica a lo mismo que yo. Social Media. Pero su vida, su trabajo y su ropa no se parece en nada a lo que yo vivo cada día.
Es cierto que yo no llevo las redes de una marca de lujo, pero he visto y he indagado un poco. No veo a ningún Community Manager o Social Media Manager llevando una vida de lujo como la de Emily. Que además no da palo al agua. No sé qué sueldo tendrá un social de una marca de lujo, pero muchas de ellas tiran de agencias y no está la cosa para tirar cohetes. Te da para vivir no para protagonizar tu propia versión de Gossip Girl.

Yo he visto esta serie para gritarle a la pantalla, no me escondo. Le he gritado ¡PERO ES QUE NO PIENSAS HACER UN PUTO INFORME O QUÉ! Yo me paso la vida haciendo informes, hay días en los que es lo único que hago. Las primeras veces no sabes ni qué estás mirando. El primer informe que me tocó en mi actual empleo estuve hasta las 12 de la noche porque si paraba perdía las cuentas que estaba haciendo y ya era de o termino estoy hoy o me muero. Ser Community Manager es estar pegado a una calculadora todo el rato y yo no llegué ni a aprobar matemáticas. Lo que es la vida.
Pero Emily igual que no hace informes, no hace estrategias. Bueno, creo que en el episodio 6 dice la famosa palabra pero ¿tú la has visto hacer ese plan estratégico? porque yo no. Lo que sí la he visto es tuitear cosas de la marca a la que representa sin preguntar a su equipo, su jefa o el cliente. ¿Pero qué clase de libertad tiene para hacer eso? ¿Es la Pinacho de la moda? Esas cosas no se hacen así como así. Si ese momento te parece la hostia para redes, le mandas un email o un WhatsApp a quien sea para confirmar antes si puedes publicarlo o no. La mayoría de las veces la respuesta es no.

Pero Emily vive la vida como una influencer, ropa de lujo para los eventos (en realidad lo más lógico sería ir en traje de chaqueta y dedicarte toda la noche a cubrir el evento de un lado para otro y no estar de copichuelas). Muchos de los que trabajan en Social Media, no actualizan ni sus propias redes. Otros solo publican cosas de Marketing y luego estoy yo que publico chorradas de series y cine de los 90, y alguna ocasional broma que se saca de contexto.
Sí que hay influencers que se dedican al marketing, pero en su trabajo hacen una cosa que se llama trabajar. Es estar horas en la oficina preparando cuatro campañas a la vez, sacando los resultados del mes, de la campaña de la semana anterior y del tweet que publicaste hace unos días porque el cliente lo necesita porque se lo pide el de arriba. Y todo esto con solo una hora para comer, porque Emily se pilla los descansos que le da la gana.
Las diferencias entre Emily y cualquier social media en España (no sabemos si en el extranjero será igual) son notables especialmente ahora con la llegada del Covid. Pero que tenga un despacho propio ya choca bastante. Ahora mismo la situación es aún más irrisoria, sobre todo si eres como yo que vive en un piso de menos de 20m². Por no tener, no tengo ni mesa para el ordenador. La del comedor no es lo suficiente para aguantar todos los trastos (ordenador, ratón, móvil, cuaderno, agenda, bolígrafos) y por la mañana no llega la luz solar y se me han fundido las bombillas (¿Cuántas Pili Halliwell hacen falta para cambiar una bombilla? Ninguna porque son de estas lámparas incrustadas y a ver quién coño la abre). Así que tengo una mesa bandeja portátil y depende del día me pongo en la cama, en el sofá o directamente en el suelo. Todo un lujo esto de ser social media ¿eh Emily?

El vecino muy guapo eso sí, porque además de trabajar de cero a nada y tener un vestuario digno de Serena Van der Woodsen, no para de ligar. A mí con esto me pasa como con Foodie Love, que me parece de ciencia ficción. Desde luego mi vida no es pero la veo porque es más bonita.
PD: También sale el ex de Jen Lindley que tantos quebraderos de cabeza provocó a Dawson. Está mayor pero igual de guapo.
