Bienvenidos a The Dark Corners of Netflix, una columna semanal donde viajaremos a los rincones más oscuros de la plataforma de contenidos digitales, o sea, a sus series y películas más chungas. A veces encontraremos verdaderas joyas y otras, quizá la mayoría, nos toparemos con productos a los que no habría que acercarse ni con un palo. Pero nosotros nos acercamos porque somos valientes, porque queremos protegeros del peligro y porque, por supuesto, queremos echar unas risas. Hoy nos adentramos en The Good Neighbor (2016).
Pues esta no está mal, oye. La idea es tan ochentera que me extraña que no se haya hecho antes (seguro que existe una peli con Anthony Michael Hall oculta por ahí): dos adolescentes quieren vengarse de su vecino cascarrabias plantando su casa de trampas para hacerle creer que está encantada. Los chavales irán diseminando los sustos uno a uno mientras graban las reacciones de su vecino con las cámaras ocultas que le han puesto por toda la casa, ya que esto es un “proyecto documental” o algo así.
La trama engancha y tiene un giro que no está mal, ¿qué pasa cuando tu vecino reacciona de forma inesperada? ¿y si lo que da más miedo no es lo que habías planeado? El final tampoco está nada mal… pero faltan sustos y sobran secuencias de «uy, a ver qué pasa ahora” , porque nunca pasa nada. La tensión está bien construida pero hay que rematar a puerta en algún momento. Solo con la posesión no se gana. Los adolescentes son flojetes y James Cann cumple (si os preguntáis qué pinta en esta película, esperad al final). Como curiosidad, sale la Betty de Riverdale antes de saltar a la fama.
Volveremos a explorar The Dark Corners of Netflix la semana que viene. Si tienes una recomendación oscura que hacernos que podamos encontrar en la plataforma, hazla en los comentarios.