Bienvenidos a The Dark Corners of Netflix, una columna semanal donde viajaremos a los rincones más oscuros de la plataforma de contenidos digitales, o sea, a sus series y películas más chungas. A veces encontraremos verdaderas joyas y otras, quizá la mayoría, nos toparemos con productos a los que no habría que acercarse ni con un palo. Pero nosotros nos acercamos porque somos valientes, porque queremos protegeros del peligro y porque, por supuesto, queremos echar unas risas. Hoy nos adentramos en Masquerade (1988).
Estaba siendo todo bastante predecible y algo aburridillo, pero cerca del final hay un giro de guión que bueno, no está mal, y ya te quedas hasta el final. Masquerade va de un ligón (Rob Lowe) que anda detrás de la fortuna de una chica un poco inocente y muy dulce (Meg Tilly, que me ha dejado flipado) y anda por allí un poli que sospecha de todo y de todos (Doug Savant, el Matt de Melrose Place, en un papel que indica que aquí había actor para mejor carrera).
La peli es curiosa sobre todo por ver a otros rostros conocidos como una jovencita Kim Catrall, el Lionel Luthor de Smallville con un peinado palangana que denota que en el rodaje del film no había espejos y hasta una Dana Delany en un papelito brevísimo. Es un thriller descafeinado con unas intensas escenas de sexo (perdí la cuenta de los cuerpos sudorosos que desfilan por la pantalla) y, por algún motivo, muchas regatas con veleros. Como digo, el giro de guión salva en parte el visionado de este thriller apagado y con pocas ideas realmente interesantes.
Volveremos a explorar The Dark Corners of Netflix la semana que viene. Si tienes una recomendación oscura que hacernos que podamos encontrar en la plataforma, hazla en los comentarios.