Seguro que habéis cantado alguna vez aquello de «Juana y Sergio son ahora dos enamorados». Es la intro en español de la serie Juana y Sergio o Dos fuera de serie (Attacker You! en el original japonés). El título español es muy parecido al francés, Jeunne et Serge que imagino es un guiño a este famoso dúo.
Los nombres del original, como podréis imaginar, no eran esos sino You y Shō. Y la serie, a pesar de lo que diga la canción, no se centra en ellos. Nuestro Sergio al principio tiene algo de más protagonismo cuando Juana lo conoce y se enamora perdidamente de él, pero pronto la trama se centra en su carrera como jugadora de volleyball.
Juana va evolucionando a lo largo de la serie. En un principio para ella ese deporte es un simple juego y no entiende por qué el resto de sus compañeras se lo toman todo tan en serio. Lo sorprendente de esta serie, ahora que la he vuelto a ver, es cómo en su día pasé por alto las horribles escenas de maltrato. El entrenador Daimon da verdaderas palizas a sus jugadoras. Por supuesto esto se muestra como crítica, al menos de ello se encarga Juana que no para de enfrentarse al entrenador mientras el resto de compañeras justifican su actitud diciendo que es por su bien, porque quiere que sean buenas en lo suyo.
Así y peor en todos los episodios. pic.twitter.com/5tqzJKvtsZ
— Pili Baena (@pilihalliwell) 1 de octubre de 2017
//platform.twitter.com/widgets.js
Las escenas de palizas me pusieron de los nervios, desde bofetadas, empujones o ataques con el balón. Seguí viendo la serie esperando que este entrenador recibiera su merecido de alguna manera y respiré aliviada cuando es obligado a dimitir por su actitud. Esto pasa en los primeros 10 episodios, pero para nuestra desgracia, el personaje vuelve a aparecer para entrenar a otros equipos. Las palizas vuelven. Y aunque Juana y Peggy se enfrentan a él otra vez, no dudan en volver arrepentidas (incluso arrodillándose) para pedir que las readmita en el equipo. Me ha chocado bastante que a pesar de que las principales protagonistas siempre critiquen al entrenador y se revelen contra él, en varios episodios justifican o excusan su comportamiento. Sé que la cultura japonesa es distinta a la nuestra (por ejemplo el momento en el que se arrodillan para pedir perdón es un gesto que allí no choca tanto), pero me llama la atención la ambigüedad con la que se trata la forma con la que entrena Daimon. Juana condena su entrenamiento durante casi todos los episodios pero al final siempre se retracta.
Seguramente el personaje de Daimon no se creó para concienciar sobre la violencia en el deporte. Es un elemento narrativo más. La serie en Japón no tuvo mucho éxito a pesar de que en Europa si lo tuviera. Puede que este personaje, que un primer momento desaparecía de la historia, acabara siendo retomado para crear un conflicto que la serie necesitaba. La trama amorosa pasa a un tercer plano y toda la serie, a lo Oliver y Benji, es un partido constante, por lo que necesitaba algo de dramatismo.
Aún así, al volver a ver la serie no he podido evitar sentir escalofríos con este tipo de escenas de agresión hacia las chicas. Hay que tener en cuenta, que a pesar de que actualmente este tipo de acciones estén siendo más perseguidas, ocurrían en su día y siguen ocurriendo. El maltrato en el deporte infantil es un tema serio y por desgracia real. Las series de animación pueden ayudar a concienciar, y por desgracia, como en los 80 y 90 este tipo de contenido era bastante ignorado (algunas cadenas no entendían que una serie de dibujos no tenía por qué estar destinada a un público infantil), perdimos una buena oportunidad para abrir un debate acerca de este tema.