Showgirls siempre había sido mi asignatura pendiente. Las malas críticas y la vergüenza ajena habían hecho que huyera despavorida de ese salto al estrellato de Elizabeth Berkley (quien dice salto al estrellato, dice que se estrelló).
Pero el gran equipo de Chicas y Maricas reestrenó la semana pasada esta obra de arte de Paul Verhoeven. Y sí obra de arte, mamarracha y hortera, pero obra de arte. Mi ojos no podían creer que estaban viendo, había partes de la trama que no entendía nada. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién era ese? ¿Qué sitio es ese? ¿Cuándo ha aprendido esa coreografía? Y no, no me creo que todo se solucione con «era una elipsis».
La exageración de la actuación de Elizabeth Berkley hace que entendamos un poco más aquel momento de «I’m so excited» de Salvados por la campana. Ya estábamos advertidos. Y allí estaba ella en bolas, bailando y praticando sexo como si le estuviese dando un ataque epiléptico. Pero se lo toma todo tan en serio. La vemos luchar y controlar cada plano. Sus ojos dicen «este es mi momento en el cine» y nos da pena que no se diese cuenta de lo terrible que era todo. Aún así, qué locura y qué maravilla. Qué bien te lo pasas, sobre todo si estás rodeada de un gran número de fans de la película. Y siempre nos quedará la duda ¿la película era así aposta? ¿sabría Elizabeth que esto era trash o se lo estaba tomando en serio? Mi mente perversa quiere pensar que todos sabían a qué iban menos la Berkley a la que todos tomaron un poco el pelo.
Gina Gershon está fantástica como Gatúbela, perdón, como Cristal Connors y Kyle MacLachlan está de un guapo que asusta aunque se empeñe en pasarse toda la película tapándose la cara con el flequillo. ¿Pero puede ver bien con el pelo ahí todo el rato? Me pasé toda la película deseando que alguien le pasase unas tijeras por el pelo y pudiese ver un poco mejor el pobre hombre.
Poco más que decir que vivan los 90 y que vivan las chicas y los maricas.
PD: he descubierto que hay una versión para tv tan distinta que Verhoeven dijo que le quitaran de los créditos.
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