The Boy: Muñeco Diabólico

El guionista de The Boy es un cachondo. El tío se lo ha tenido que pasar pipa. “Voy a escribir un guión en el que una niñera tiene que cuidar de un muñeco”, tal cual. Oye, la idea de entrada es cachondísima. Y no estamos hablando aquí de un muñeco tipo Chucky de los que se venden en el Carrefour o el Alcampo en esas estanterías abarrotadas de juguetes; no, hablamos de un muñeco absolutamente creepy, de cerámica, blanco como Iniesta, con ropa de viejo. Y con esos ojos de canica QUE TE ESTÁN MIRANDO.

En la peli juegan continuamente con esto: ponen al muñeco en diversas posiciones para que parezca que siempre está mirando a uno de los humanos… el factor creepy de los dolls siempre ha estado ahí, pero ahora viene con un intríngulis extra: los padres que le encargan a la niñera el trabajo le dan instrucciones para lavarlo, cambiarle de ropa, leerle cuentos por la noche… todo el pack. ¿Y si el muñeco tuviera vida de verdad? ¡Yuyu!

Al principio, como digo, la cosa es cachondísima. Todo el cine se reía nervioso ante determinadas situaciones, que sí, que daban cosilla, pero también eran ridículas al mismo tiempo (… ¡¡es un muñeco!). El guionista y el director se las apañaban para no caerse del alambre que separa la diversión del ridículo más espantoso… hasta que se caen espatarrados cuando no saben cómo rematar la peli y lo que se les ocurre es quizá lo peor que he visto en una cinta de terror en los últimos 15 años.

Os recomiendo que la veáis solo para admirar cómo un concepto divertido es echado a perder de forma estrepitosa. Nunca he sido muy párticipe de eso de que un mal final te arruine una película entera, pero en este caso es tan triste como cierto. Eso sí, muy bien Lauren Cohan (The Walking Dead), que se las ingenia para salir dignamente de una película en la que, repetimos, tiene que cuidar de un muñeco.  No puedo decir lo mismo de los otros actores de la película.

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The Boy, 2016. Dirigida por William Brent Bell. Con la madre de Batman y el muñeco Gabbo.